Pausas activas, nosotros nos aplicamos el cuento.

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MOTIVOS PARA IMPLANTAR UN PROGRAMA DE PAUSAS ACTIVAS EN LA EMPRESA. NUESTRA EXPERIENCIA.

Ser una cooperativa especializada en la Prevención de Riesgos Laborales, per se, no nos exentaba de padecer TME-s en nuestras propias carnes. Los datos médicos del último año así lo indicaban, con un ligero aumento de las molestias musculo-esqueléticas en las zonas de cuello, hombros y espalda. Nada raro, viendo la tasa de absentismo laboral en personal de oficinas  (un 35% en Europa), pero no por ello nada positivo.

Entonces, surgieron algunas preguntas … ¿por qué nos dolía tan a menudo si no levantábamos cargas pesadas ni hacíamos grandes esfuerzos físicos? ¿Todos nos sentábamos en “malas posturas”? ¿No adoptábamos las medidas ergonómicas que nosotros mismo estábamos predicando? ¿Teníamos la columna vertebral deteriorada? ¿Todos? Y lo más importante… ¿tenía solución?

 

 

DOLOR Y FALTA DE MOVIMIENTO

Sabemos que los ríos son corrientes de agua dulce que nacen en las montañas, viajan por largos senderos hasta su desembocadura y contienen un mundo acuático lleno de vida. Por el contrario, según el refrán “agua estancada, agua envenenada”, es decir, el agua tiene que circular para no emponzoñarse y morir.

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En el cuerpo humano ocurre algo similar. Todos conocemos los efectos devastadores para la salud de llevar una vida sedentaria y el no moverse (está más que demostrado la relación de la inactividad física con enfermedades cardiovasculares, metabólicas, procesos de envejecimiento, etc.). Asimismo, si nos centramos en el sistema musculo-esquelético, “el término vida es sinónimo de movimiento: sangre y nutrientes en los tejidos. La muerte, en cambio, es igual a isquemia: falta de circulación, de sangre y de oxígeno que no llega a los huesos, músculos, ligamentos, etc”.

En nuestro caso, lo malo de trabajar sentado delante del ordenador es que estamos quietos durante muchas horas. El problema no es la postura en sí, creencia muy extendida culturalmente incluso entre los profesionales de la salud, sino el tiempo que podamos pasar en ella.

Según los estudios, “las posiciones estáticas mantenidas provocan la liberación de sustancias inflamatorias que en última instancia pueden causar dolor” y esa molestia es el aviso para que uno se mueva. Da igual que la postura sea la ideal descrita en los libros, simplemente, no es como nos lo habían contado.

Y ¿todo ello es suficiente para que nos duela? ¿no habría otros factores a tener en cuenta?. En mi opinión, si bien la actividad laboral tiene mucha influencia, tampoco debiéramos olvidar las características de cada persona: los antecedentes y episodios dolorosos previos, el nivel de acondicionamiento físico, el cómo nos movemos, el estrés, la calidad del sueño, el consumo de tóxicos y un largo etcétera.

Entonces, ¿cómo hay que sentarse? y ¿ qué podemos hacer?

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CAMBIOS DE POSTURA Y EJERCICIO

“La mejor postura es la que menos dura”, que se traduce a que tenemos que trabajar en posiciones cómodas y movernos cada cierto tiempo: movimiento, movimiento y más movimiento. Es el mensaje que debemos transmitir a la gente.

Dicho esto, creo que se explican por sí solos los motivos teóricos por los que se recomienda realizar pausas activas, variar de postura, levantarse de la silla y ejercitarse.

Nosotros lo tenemos claro y por eso nos aplicamos el cuento. 5-7 minutos diarios para hacer ejercicios guiados por un fisioterapeuta, con un resultado muy positivo. Y tú, ¿te animas?

 

Referencia: lafisioterapia.net

 

Fisioterapeuta / Técnico de salud y bienestar

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