Azúcar, mi dulce veneno

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Se sabe ya que el azúcar es un problema si se consume en exceso, es altamente adictivo y ya se ha demostrado por ejemplo que tiene una relación estrecha con la enfermedad de Alzheimer. Pero ¿por qué nos engancha tanto?, la razón es que cuando consumimos azúcar se genera una liberación de dopamina y beta-morfina, dos neurotransmisores que nos hace sentir bien. Pero esa sensación en seguida desaparece y además nos roba ciertos minerales y vitaminas como el zinc, magnesio, calcio y vitamina B6, que son fundamentales para que nuestro Sistema Nervioso, Osteo-muscular y metabólico funcionen adecuadamente.

Mi intención con este artículo, es que tengas herramientas que te ayuden a vivir sin este “dulce veneno” y beneficiarte de ello.

Os explico así, las diferentes alternativas naturales de las que disponemos.

Fructosa.

Monosacárido abundante en los vegetales, sobre todo en la fruta. A pesar de ello, su obtención suele implicar procesos químicos de modo que termina siendo un producto químico sin minerales ni fibra. Los diabéticos la toleran mejor que el azúcar, pero tiene más riesgo cardiovascular asociado.

Azúcar de rapadura, panela o mascavo.

Es el zumo de caña evaporado. Conserva sus minerales y vitaminas. El contacto con la humedad hace que quede pastosa. Tiene un índice glucémico parecido al azúcar blanco, entre 55-60.

Azúcar de coco.

Se obtiene secando la savia que sale de la flor del coco. Contiene vitaminas, minerales, ácidos grasos, antioxidantes y fibra. Tiene la ventaja de no subir tanto el azúcar en sangre, con un IG de 35.

Melazas de cereales.

Se obtienen a partir del grano cocido por un proceso enzimático natural. Por lo general son de arroz o cebada. Contienen gran cantidad de minerales y vitaminas procedentes del grano y si el proceso se ha realizado por debajo de los 70º de temperatura, tienen propiedades enzimáticas.

Sirope de arroz IG: 25.

Sirope de agave.

Se obtiene a partir del agave, una planta originaria de México. Es más rico en fructosa que en glucosa. A pesar de tener un índice glucémico bajo entre 10-15, al ser tan rico en fructosa, hay que vigilar en caso de diabetes porque a la larga también sobrecarga el páncreas.

Sirope de arce.

Se obtiene de la evaporación de la sabia del arce. Esto se realiza mediante procesos de refinación a altas temperaturas de modo que pierde gran parte de vitaminas y enzimas. Es, pues, básicamente fructosa y se suele mezclar con jarabe de maíz. Carga el hígado, el páncreas y los adipocitos de grasa. Tiene un IG de 54. Además, no es la alternativa más sostenible ya que se necesitan alrededor de 40 litros de sabia para obtener un litro de sirope.

Concentrado de manzana.

Se obtiene a través del zumo de manzana evaporado. Tiene pocas vitaminas y básicamente es fructosa. Por eso es mucho más dulce que el zumo de manzana y la manzana.

Miel.

Alimento producido por las abejas. Contiene más fructosa, glucosa, minerales, aminoácidos y enzimas que el azúcar integral de caña,  pero siempre que  se consume cruda, sin ser tratada ni calentada y ecológica. Tiene también pequeñas cantidades de ácido fórmico lo que le da una función de antiséptico. Hay que tener en cuenta que tiene un altísimo IG de 87.

Estevia. “Merece una especial mención”.

Es el único endulzante sano.

Planta originaria del Amazonas. Endulza 20 veces más que el azúcar blanco. Es tolerado por los diabéticos y además tiene propiedades terapéuticas.

La mejor forma se consumirla es hacer una infusión con sus hojas y utilizar ese líquido como endulzante. En hoja verde seca, conserva todos los principios activos, lo que no ocurre con los extractos de estevia que tienen rebaudiósido (parte endulzante de la estevia) pero no conservan el esteviósido (principio activo terapéutico de la estevia).

Propiedades terapéuticas de la estevia, especialmente beneficiosas para diabéticos:

  • Estimula la secreción de insulina pancreática (interesante para diabéticos tipo II) y mejora la sensibilidad a la poca insulina que les queda a los diabéticos tipo II.
  • Antibiótico.
  • Favorece la digestión.
  • Estimula el sistema inmune para protegerse de patógenos.
  • Efecto cicatrizante sobre la piel y bactericida en las heridas.
  • Hipotensor y vasodilatador.
  • Cardiotónico.
  • Disminuye el deseo o la apetencia de tomar dulces o grasas.

 

No debemos de olvidar que, a pesar de tratarse de endulzantes naturales más saludables que el azúcar blanco refinado, no dejan de ser endulzantes que harán trabajar a nuestro páncreas y nuestro hígado. De modo que todos ellos, excepto la estevia, se deben consumir de forma puntual y siempre y cuando no se padezca diabetes.

Siempre será mucho más saludable, endulzar nuestros platos con verduras, fruta y/o especias que tengan cierto sabor dulce.

DUE del Trabajo y Osteópata DO

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