LA TRILOGÍA DEL DÓLAR …o quién soy yo en mi película de PRL

Hace unos días emitían en tv (y yo la veía por millonésima vez) uno de estos “Spaguetti western” de culto.

En esta ocasión, tras disfrutar del “hombre sin nombre” & cía, me dió por reflexionar, al asociar cada película a la Prevención de Riesgos Laborales (“deformación profesional”, creo que se le llama, jeje).

Tres películas y tres títulos componen la saga, a cual más sugerente.

Vayamos por orden:

    • “Por un puñado de dólares”. Película en la que los protagonistas se matan por el vil metal, cosa que aunque cueste reconocer, sucede a menudo detrás de cada accidente laboral. Cuando hablas con la gente “off the record”, te confiesan que las prisas, malas formas de trabajo, etc, son para ganar más en menos tiempo… ¿O al final resulta que tras el accidente en realidad hemos perdido salud y dinero?
    • “La muerte tenía un precio”: un mix de cazarecompensas y la búsqueda de la venganza. ¿Qué precio le pondríamos a nuestra muerte? Seguramente la respuesta casi unánime será que ni por todo el oro del mundo. Y sin embargo, a diario observamos en el ambiente laboral conductas altamente arriesgadas y peligrosas, que pueden acarrear consecuencias fúnebres, a cambio de un salario que la mayoría considera insuficiente…. Curiosa contradicción.
    • “El bueno, el feo y el malo”: 3 personajes cuyas vidas se cruzan a la búsqueda de un tesoro, cual piratas caribeños, pero en versión de adultos, no Disney.

                     ¿A quién asociaríamos cada papel de esta última?

                     El “bueno” está claro: lo somos cada un@ de nosotr@s, que para eso tenemos una alta estima de nuestra persona. Somos infalibles y todo lo hacemos bien (o eso creemos).

                    El “feo” también lo tenemos claro: el técnico de prevención. Ese ser cuyo único fin en la vida es amargarnos la nuestra (o eso creemos).

                    La raza humana es la única que aplica el refrán al revés: nos gusta más curar que prevenir. (Uno de los empleos más valorados es el de médico, que nos “parchea” como puede cuando el daño ya está hecho)

                   Y nos queda el “malo”, que dependiendo de a qué lado estemos, lo asignamos bien al empresario “capitalista y opresor”, o al trabajador “rebelde e inconsciente”.

No nos damos cuenta que vamos tod@s juntos, y debemos de remar en la misma dirección.

Recuerdo que en su día se comparaba la mentalidad europea y la asiática, asimilándolas a un armario de cajones (europeo, secciones independientes no relacionadas), o a uno de perchas (asiático, cada percha independiente, pero parte de un todo relacionado).

 vs  

La PRL no es un cajón aparte, debe de ir integrada con todo y tod@s.

(Si has llegado hasta aquí, no me queda más que agradecer tu tiempo y pedirte que te cuides mucho en el día a día)

 

Técnico y formador PRL

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