El … día de la marmota

El 2 de febrero se celebra el ya conocido día de la marmota, gracias, sobre todo, a la película cuyo título original (“Groundhog Day”, 1993) fue traducido como “atrapado en el tiempo”. Es aquella película donde Phil Connors (Bill Murray) se encuentra atrapado en un ciclo de tiempo, repitiendo el mismo día una y otra vez.

¿Te recuerda a algo esta situación?

Actualmente, como consecuencia de la pandemia o el COVID-19, me da la sensación de estar viviendo diariamente el día de la marmota. Cada día se publican datos que nos indican que estamos igual, mejor o peor, según las circunstancias o los acontecimientos precedentes (puentes, fiestas, celebraciones,…).

Y cada día es igual que el anterior, nos recuerdan que hemos de cumplir unas normas, que no bajemos la guardia, que seamos prudentes,… pero al día siguiente se repite todo.

Pero curiosamente, aunque parezca lo contrario, esto no es nuevo. Me pongo a pensar y me doy cuenta de que esta situación ya la hemos vivido anteriormente con otras circunstancias que ya hemos “cotidianizado”. Me estoy refiriendo a los números que nos llegan anualmente recordándonos los accidentes de tráfico del año correspondiente. Y pasa un año y se repite el día de la marmota.

Profesionalmente, en el ámbito de la prevención de riesgos laborales, recibimos cada mes la información de los accidentes que se han producido. Al final del año sumamos todo y nos da un nuevo número.

Todo se resume en una cifra, un número. Y este se repite, con un valor mayor o menor, pero que al final da la sensación de perder el sentido de dicho valor.

Y, ¿De qué números estamos hablando?

Lo cierto es que pocas cosas hay más clarificadoras que el valor de un número si tenemos certeza de a que hace referencia.

A continuación vemos una gráfica con la que estaremos muy familiarizados actualmente, relacionada con la evolución del COVID-19, a nivel del estado, hasta el día 20 de enero de 2021:

Viendo día a día, se diluye el valor correspondiente, pero si mostramos el acumulado, ya es otra historia:

En realidad, son 2.370.000 historias.

Por otra parte, podemos ver los datos correspondientes a la accidentabilidad de tráfico. En este terreno, las estadísticas y los números que podemos encontrar hacen referencia a accidentes de tráfico con víctimas. Sería interesante poder dimensionar y disponer del número de casos, es decir, el número de accidentes totales que se producen anualmente, tengan o no como consecuencia mortalidad, ya que nos ayudaría a dimensionar mejor el nivel de riesgo.

Con un total de 870 historias.

Y, ¿Qué hay de la accidentabilidad laboral?. Los datos aportados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social nos trasladan a esta imagen:

Como podemos comprobar, a lo largo del año pasado (sin contabilizar lo ocurrido en diciembre por no estar volcados aun esos datos) nos encontramos con el siguiente resultado:

Ahora bien, si juntamos todos los datos, nos enfrentamos a los siguientes resultados:

Es decir, estamos hablando de más de tres millones de historias, de las cuales, 55.593 personas (con nombres y apellidos y cada uno con su propia historia) han perdido la vida como consecuencia del COVID-19, de accidentes de tráfico o de accidentes laborales.

Si sacamos de la ecuación las consecuencias de la pandemia actual, estamos hablando de 1.420  fallecimientos por accidentes de trafico o por accidentes laborales que, aunque es un numero claramente menor, no deja de ser menos importante.

Pero, ¿Qué tiene esto que ver con la película?

Pues que, al igual que Bill Murray, conviene que reexaminemos nuestra actitud y nuestras prioridades si queremos salir del bucle temporal en el que nos vemos atrapados mes a mes y año a año.

Tenemos, en todos los ámbitos analizados, profesionales (técnicos/as de prevención, médicos del trabajo, médicos/as de atención primaria, médicos/as especialistas, DUEs, enfermeros/as, especialistas de tráfico…) cuyo conocimiento, experiencia y esfuerzo se ha dirigido a evaluar la situación para desarrollar diferentes normas y procedimientos. Su principal objetivo es evitar, no solamente la exposición a todos estos riesgos, sino, la cara más dramática, que estos acaben derivando en fallecimientos que, en la mayoría de los casos, podrían ser evitados fácilmente.

En realidad, ya lo decía mi abuela hace muchos años, más vale PREVENIR que lamentar y, en realidad, todo consiste en eso, PREVENCION. Y un poco de empatía hacia el prójimo, tampoco vendría nada mal.

En definitiva,  solo es necesario concienciarse, redirigir nuestras prioridades y aplicar las medidas que los expertos nos recomiendan.

¿Te apuntas a salir del bucle?. Verdaderamente, merece la pena.

Ergónomo. Técnico de PRL

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