El insomnio engorda

Esa es la buena noticia

Si duerme mal, manejar maquinaria pesada o ir a la compra son actividades de riesgo.

Una sola noche en vela es suficiente para darse cuenta de lo importante que es dormir. El día después nunca es normal. A las consecuencias más evidentes, como la sensación de fatiga y el estado de confusión, se suman la falta de reflejos, una mayor irritabilidad o la dificultad para tomar decisiones sensatas.

Todavía no se conoce en su totalidad qué sucede en nuestro organismo cuando dormimos. Lo que sí sabemos es que durante el sueño ocurren numerosos procesos de regeneración de tejidos, tanto a nivel cerebral como del resto del cuerpo, necesarios para una correcta recuperación física y mental.

Si obviamos el riesgo de provocar un accidente laboral, o el riesgo de violar el código de conducta de la empresa, estar distraído o emocionalmente sensible no es muy grave, al menos en términos de salud. Unas buenas horas de sueño y todo bajo control. Sin embargo, cuando la mala calidad del sueño se cronifica la cosa cambia, y los daños a la salud pueden ser severos e irreversibles.

El insomnio tiene un efecto devastador en la persona.

A la larga, una mala calidad de sueño puede provocar alteraciones cerebrales, y no solo a nivel funcional (memoria, atención, aprendizaje…), sino también a nivel estructural (reducción del volumen total de materia gris, destrucción de conexiones cerebrales, destrucción de neuronas sanas…).

Enfermedades como el cáncer, enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2 o enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, están relacionadas también con una disminución del descanso.

Y por si todo esto fuera poco, aún más malas noticias: el insomnio engorda. Entre otras razones porque nuestro centro de autocontrol está afectado, tomamos decisiones más impulsivas, y aumenta nuestra propensión a consumir comida basura altamente calórica. No se extrañe si en su empresa la proporción de trabajadores con problemas de sobrepeso se concentra en este perfil de puestos.

¿Es el trabajo a turnos un riesgo laboral?

Las personas, como muchos otros organismos de este planeta, hemos evolucionado bajo un ciclo constante de luz y oscuridad. Nuestro ritmo biológico, que tiene una duración aproximada de 25 h, está sincronizado con este ciclo.

Mantener sincronizados nuestros sistemas y relojes internos es muy importante, porque mientras unos funcionan por el día y descansan por la noche, otros lo hacen a la inversa.  Lo cierto es que dormir es, al igual que respirar, beber y comer, una necesidad vital. Es decir: es una necesidad básica para la supervivencia de la persona.

El sincronizador principal de nuestro ritmo biológico es el ciclo de luz y oscuridad. Trabajar a turnos o en el turno de noche altera este ritmo y favorece el insomnio, o en el mejor de los casos impide un sueño de calidad. Actuar en contra de nuestro reloj biológico del sueño tiene serias consecuencias para la salud, a corto y largo plazo. Esta es la razón por la que se considera este tipo de turnos como riesgo laboral, en el sentido de potencial daño a la salud.

La protección de nuestras 8 valiosas horas de sueño.

El tiempo es un recurso no renovable, y de todo nuestro tiempo el dedicado al sueño es quizá el más valioso que tenemos, por su impacto en la salud física, psíquica y social.

La investigación enfatiza la importancia de tomarnos muy en serio la protección del tiempo dedicado al sueño, tanto en cantidad como en calidad. Si en su empresa es inevitable el trabajo a turnos o el trabajo nocturno, existen técnicas y programas enfocados a la protección de ese tiempo y a la prevención de daños a la salud de los trabajadores expuestos.  No hacer nada no es una opción.

Téngalo en cuenta si entre sus responsabilidades está gestionar el tiempo de otras personas.

Psicólogo Laboral. Técnico PRL.

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