Nuestra vista, esa gran descuidada

Dos motivos me animan a escribir estas líneas. El primero la fecha cercana, 10 de Octubre, día mundial de la visión. El segundo, la edad actual (más cerca de los 50 que de los 40). De repente percibes que algo te pasa en los ojos porque ya no ves con la misma nitidez de siempre y empiezas a no leer la letra pequeña, por mucho que te aproximes a ella.

¿Adivinas de que hablamos?

Efectivamente, estamos hablando de los primeros síntomas de lo que se denomina presbicia o vista cansada.

Es ahora cuando surge la curiosidad sobre este tema. Navego por internet localizando diferentes artículos y publicaciones, encontrando la respuesta a la primera pregunta que surge. ¿No es una edad temprana para presentarse estos síntomas?.

No estaría de más recordar que es y porque aparece. Se puede definir la presbicia (del griego antiguo: πρέσβῠς présbus ‘anciano’), o vista cansada, como un defecto ocular asociado a la edad. Aparece generalmente entre los 40-45 años y ocasiona dificultad para ver de cerca. Ello es debido a la reducción del poder de acomodación del cristalino, lo que provoca una disminución de la capacidad para enfocar objetos cercanos.

Bueno, pues uno se queda algo más tranquilo al ver que entra dentro de la normalidad. Aun así, nos resulta una situación algo incomoda, tanto en la limitación generada como en la percepción de que nos estamos haciendo mayores.

Pero, metidos en materia, seguimos buscando y encontramos otros conceptos relacionados con la vista. Podemos sentir sus consecuencias a pesar de que no somos tan conscientes de su existencia. Me refiero a:

  • El “Síndrome de fatiga ocular o visual” (Astenopia), definido como un conjunto de síntomas que van desde las molestias oculares (picor, ardor, sequedad, lagrimeo, parpadeo, dolor ocular), trastornos visuales (visión borrosa, visión fragmentada y diplopía) y síntomas extra oculares (cefalea, vértigo, molestias cervicales, náuseas),
  • El “Síndrome visual informático”, identificado como el trastorno ocasionado por el sobreesfuerzo a que se someten los ojos tras el uso prolongado, al menos durante más de tres horas seguidas, de las pantallas de ordenador u otros dispositivos electrónicos.

¿Por qué hablar de ello?

No podemos negar que la presencia de estos síntomas son debidos a el cada vez más habitual uso de los diferentes medios tecnológicos con los que convivimos diariamente. Utilizamos pantallas de visualización de datos, ordenadores portátiles, tablets, e-books y teléfonos móviles, indistintamente para un cada vez mayor consumo de contenido digital.

Me refiero a que, en la actualidad, estas molestias no solo pueden venir derivadas del uso continuado de pantallas de visualización de datos en nuestra jornada laboral (que también), sino que hemos incorporado a nuestra vida diaria otras herramientas digitales  que nos permiten un acceso continuado al mundo digital durante todo el día. Tanto en nuestra jornada laboral como en nuestro tiempo de ocio.

Es decir, se viene observando un aumento de la tendencia hacia un consumo móvil que motiva la aparición de consumidores multipantalla y multidispositivos, otorgando la capacidad de consumir contenidos en diversas pantallas e, incluso, comenzar el consumo en un dispositivo y continuarlo o terminarlo en otro diferente. A modo de ejemplo, podemos pasar de un ordenador personal a una Tablet o a un móvil. Y este consumo se prolonga durante, cada vez, un mayor tiempo a lo largo del día.

Este aumento de consumo visual frente a pantallas que emiten luz (Hace 35 años únicamente existían los televisores) empieza a preocupar a los especialistas. Indican un aumento de consultas de sintomatologías propias de la presbicia e incluso de cataratas, en edades más tempranas a las que hasta ahora se entendían como normales.

¿Y qué pasa con los más jóvenes?

La siguiente pregunta es, si los que hemos nacido como nativos analógicos estamos expuestos a una aparición más temprana de molestias visuales, ¿Qué pasara con aquellas personas que han nacido con un móvil o una Tablet delante de sus ojos?.

Los nativos digitales se han iniciado en el consumo de este producto desde temprana edad (hoy en día, incluso podemos ver “con relativa normalidad” a bebes delante de una tablet o un móvil). Tal y como se refleja en el “estudio de uso y actitudes de consumo de contenidos digitales” del ONTSI, por ejemplo, los jóvenes de 25 a 34 años son los que en mayor medida utilizan Apps, leen prensa online, miran y leen webs, foros y blogs, utilizan programas para compartir archivos y siguen cursos en Internet.

Esto mismo también se puede extender al grupo  de edades comprendidas entre los 25 y 34 años de edad.

Según un estudio reciente realizado por el Colegio Oficial de Ópticos Optometristas de Cataluña, los menores de 30 años se pueden pasar unas 10 horas y media diarias visualizando pantallas; quienes se encuentran en la franja de entre 31 y 45 años, 9,3 horas; las personas entre 46 y 60 años, unas 8,3 horas y las personas mayores de 60 años, 3,8 horas.

Muchos de estos jóvenes, es más que probable, cuando se incorporen al mercado laboral serán provistos de un ordenador para desarrollar su trabajo, incrementando consecuentemente la exposición visual a este tipo de dispositivos. De este modo, tal y como expresan algunos profesionales, se puede prever un aumento de casos de miopías, de presbicias e incluso de cataratas en edades más tempranas.

¿Qué podemos hacer?

Como es lógico, no podemos decir que lo mejor es evitar la fuente del riesgo, puesto que las tecnologías llegaron en su momento para quedarse e irán evolucionando, por lo que tenemos y debemos de convivir con ellos y aprovechar todo su potencial. Pero creo que si es importante utilizar un poco de sentido común durante su uso y seguir los consejos de salud visual (o higiene visual) propuestos por los profesionales:

Con respecto a Pantallas de Visualización de Datos:

  • Colocar el monitor por debajo del nivel de los ojos
  • Bajar el tono del fondo de pantalla
  • No utilizar formatos de letra demasiado pequeños
  • Utilizar pantallas con tratamiento de antirreflejo
  • Parpadear voluntariamente o cerrar los ojos unos 20 segundos de vez en cuando.

También debemos tener en cuenta otros consejos:

  • Ajustar el contraste, el brillo y la resolución del monitor para que la imagen sea más clara.
  • Evitar deslumbramientos (por luminarias o por ventanas situadas tras la pantalla)
  • Evitar reflejos sobre la pantalla, tanto los provocados por luces superiores como procedentes de ventanas
  • Asegurarse de disponer de un correcto nivel de iluminación. No trabajar con pantallas en zonas con bajo nivel de iluminación o a oscuras.
  • Adoptar una correcta postura corporal. Los pies han de estar completamente apoyados en el suelo y la espalda erguida
  • Mantener el monitor libre de polvo
  • Evitar corrientes de aire y excesiva sequedad ambiental
  • Utilizar lágrimas artificiales y humidificadores cuando sea necesario
  • Alejar lo máximo posible la pantalla de los ojos

Con respecto a otros medios (móviles, tablets,…), como indica el Colegio Nacional de Opticos-Optometristas (CNOO):

  • Iluminación adecuada y suficiente, evitando reflejos en la pantalla.
  • Descansar 20 segundos cada 20 minutos mirando a 6 metros o más.
  • Relajar la vista mirando objetos o puntos alejados, por ejemplo, a través de la ventana.
  • Colocar la pantalla a una distancia mínima de 30 cm en el caso de móviles y tabletas.
  • Mantener una postura correcta mientras se lee o trabaja.
  • Ubicar el dispositivo ligeramente por debajo de la altura de los ojos. Mucho cuidado con mantener una flexión cervical elevada y mantenida en el tiempo (con el fin de evitar el denominado síndrome de cuello roto o síndrome de cuello de texto, text neck).
  • Ajustar el brillo y el contraste para que la lectura resulte cómoda.
  • Utilizar configuraciones tipo, filtro de luz azul, siempre que esté disponible.

Con respecto a edades tempranas, según recomiendan los expertos en la materia:

  • En menores de 18 meses, se debe evitar el contacto con las pantallas a excepción de las comunicaciones con familiares o amigos mediante videoconferencias
  • Entre los 18 y 24 meses, los padres que deseen permitir el uso de pantallas deben hacerlo con programas de alta calidad y siempre en su compañía. Se desaconseja el uso individual por los menores
  • Entre los 2 y 5 años, el tiempo de contacto con las pantallas debe estar limitado a una hora diaria con contenidos de alta calidad y en compañía de los padres, quienes ayudarán a comprender el mundo que les rodea
  • A partir de los 6 años, intentar conseguir un equilibrio adecuado entre el uso de las pantallas y otras actividades que puede realizar el niño y el adolescente fuera de la tecnología
  • Evitar el uso de las pantallas en determinados momentos del día, horas de las comidas, tiempo de estudio o deberes escolares, un tiempo antes de la hora de dormir
  • Impedir la presencia de pantallas, fijas o móviles, en el dormitorio; potenciar la actividad física y procurar un descanso nocturno suficiente

Y, en cualquier caso, mantener revisiones periódicas (al menos una vez al año) con los profesionales oftalmólogos. Ellos son los más indicados para asegurarnos una adecuada salud visual así como la correcta prescripción de las gafas o lentes de contacto en caso necesario. Además, nosdarán los consejos de salud visual más adecuados para cada caso.

Para terminar, como consejo personal, tal vez también convenga levantar un poco la vista de nuestros dispositivos para disfrutar “en analógico” tanto del paisaje (natural, urbano, rural,…) como del paisanaje que nos rodea.

Ergónomo. Técnico de PRL

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