A propósito del autocuidado: una reflexión

autocuidado

 

 

¿Es el autocuidado un proceso de autoconciencia individual?

 

El enfoque de la medicina actual centrada en el tratamiento de las enfermedades y  la curación, deja un poco relegada a la promoción y la prevención de la salud, donde el  empoderamiento personal es  indispensable para procurar una buena salud y calidad de vida.

El empoderamiento requiere de un proceso de autoconciencia individual, en donde las personas deben tomar la iniciativa y actuar en busca del bienestar deseado y en donde las organizaciones deben brindar espacios para su desarrollo.

Este proceso que parece tan obvio, requiere interiorizar la importancia de la responsabilidad y el compromiso que se tiene consigo mismo,  para poder llevar a cabo las acciones deseadas.

Propongo reflexionar sobre el autocuidado, sobre qué es la salud y quien la ha de mantener.  Profundizar en el tema puede ayudarnos a reforzar, cambiar o aclarar conceptos que nos ayuden y animen a mejorar nuestra salud.

 

¿Qué es salud?

Existe una definición de salud que convierte a las personas en protagonistas de su mantenimiento. Es la definición de la Carta de Otawa, marco de referencia de la promoción de la salud a nivel mundial, y la define así:

“El resultado de los cuidados que uno mismo se dispensa a sí mismo y a los demás, de la capacidad de tomar decisiones y controlar la vida propia, y de asegurar que la sociedad en que uno vive ofrezca a todos sus miembros la posibilidad de gozar de un buen estado de salud”

 

¿Qué es el autocuidado?

El autocuidado son las prácticas y actividades que realizan las personas para el cuidado de su salud.

Principios fundamentales:

  • Permitir a las personas ser participes de sus propias acciones.
  • Ser responsables de su salud.
  • Poseer conocimientos para cuidar de su salud.
  • Tener la certeza de que todas las actividades son para mejorar el estado de salud.

 

¿Qué necesitamos para interiorizar estos conceptos?

Es necesario un desarrollo personal en el que el autoconcepto, la autoestima, la autoaceptación, el autocontrol y la resiliencia son indispensables:

  • Autoconcepto: entendido como la creencia que se tiene de si mismo.
  • Autoestima: la valoración que las personas tienen de ellas mismas.
  • Autoaceptación: el reconocerse así mismo con cualidades y limitaciones.
  • Autocontrol: la capacidad que se tiene para tomar decisiones.
  • Resiliencia: la capacidad humana para hacer frente a las adversidades de la vida.

 

¿Qué factores influyen en el autocuidado?

Llega la hora de adquirir hábitos de vida saludables pero dependen de los siguientes factores para su consecución:

  • Los conocimientos: información sobre las prácticas saludables.
  • La voluntad: decidir si elegimos prácticas saludables o de riesgo.
  • La actitud: estar convencidos del cambio.
  • Los hábitos: prácticas repetitivas que se convierten en nuestra rutina saludable.
  • Las creencias: a veces no nos dejan cambiar.
  • Los avances científicos: información actualizada.
  • Lo político y económico: políticas saludables y ayudas económicas para fomentar una buena salud en el mundo en el que vivimos.

 

¿Cómo podemos fomentar el Autocuidado?

A nivel individual:

  • Adoptar una dieta balanceada y variada.
  • Beber suficiente agua durante el día.
  • Realizar ejercicio físico de manera regular.
  • Realizar el reconocimiento médico periódicamente.
  • Garantizar un periodo de descanso para la recuperación física y mental.
  • Garantizar una buena higiene del sueño.
  • Disminuir el hábito tabáquico.
  • Aprender a controlar el estrés.
  • Usar las escaleras.
  • Ir al trabajo en bici o andando si es posible.

A nivel organizacional:

  • Educar en salud.
  • Buscar espacios de reflexión para hablar de la salud  nos ayudará a promover prácticas saludables y comprender que no es solo cuerpo, también es mente y emociones.
  • Promover la salud en los lugares de trabajo con el apoyo de los profesionales sanitarios.     

 

¿Qué beneficios tendremos si fomentamos el autocuidado?

  • Una mejora en nuestra autoestima.
  • Un cuerpo y una mente saludable.
  • Mayor conocimiento en temas de salud y transmisión de esos conocimientos a nuestras familias y comunidad.
  • Más empatía y comunicación con los demás.
  • Trabajo en equipo.
  • Ambientes de trabajo seguros y saludables.
  • Menos estrés personal y laboral.

 

Aunque sigue siendo un desafío adquirir estilos de vida saludables, debemos seguir desarrollando  estrategias que nos permitan adquirir conocimientos. Herramientas que permitan desarrollar habilidades personales para optar  por decisiones saludables.

 

 

Médico Especialista en Medicina del Trabajo, Osarten Koop. E

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