06:30h AM: con más sueño que ganas, nuestr@ protagonista, aporrea el despertador (maldito invento), y se levanta para su rutina mañanera, perfectamente calculada para salir de casa a las 07:30h y llegar al trabajo a las 08:00h
Hoy es imprescindible llegar a las 08:00h debido a una reunión importante. Levantarse le cuesta el doble de lo habitual, ya que ayer se quedó hasta tarde viendo una gran película. Sonríe: el esfuerzo mereció la pena.
Bosteza debido a la falta de sueño y cierra un momento los ojos. Al abrirlos, espabila de golpe: ¡¡ya son las 07:15h!!
Hoy va a tocar acelerar la rutina, pero el café es una cosa que no piensa perdonar: ¡es casi lo mejor del día!
Mientras prepara su “Expresso latte macchiato” (07:25h), mira por su ventana cómo llueve: “…y los neumáticos del coche aún sin cambiar. Si es que tenía que haberlo hecho hace semanas. Y justo hoy que tengo prisa…”
Siempre deja la taza junto a la fregadera, pero hoy, por las prisas, la deja junto al microondas (“total, ¿qué más da?”)
07:27h bueno, pues venga ése café, y a correr.
Se gira a por ese delicioso café, olvidando que la taza no está en su lugar habitual (ya es mucho que a esas horas es capaz de funcionar en modo “zombi”), y pasa lo inevitable, golpe, taza volcada y café desparramado por la encimera.
“¡ARRRRRG! Me quedo sin café y encima toca limpiar”, piensa mirando el reloj (07:30h)
Agarra la bayeta, y comprueba con horror que el contenido de la minúscula tacita ha caído desde la encimera a los cajones, ¡¡colándose por la rendija de todos y cada uno de ellos!!
“¿Pero cómo es posible que tan poco volumen de líquido líe una tan grande???” piensa volviendo a mirar el reloj, ahora sí, con cara de preocupación.
Tras limpiar el desaguisado, sale a la carrera de casa (y sin haber tomado café, claro): 07:35h
Llega corriendo al coche y…¡¡no está!! “¿¿Me… me han robado el coche??”
Tras un minuto de reflexión, recuerda que la víspera se lo dejó a su hermano y éste lo había aparcado en un lugar poco habitual, algo alejado.
“Debería de haberlo acercado ayer”, maldice mientras corre.
Siente, alivio: no le han robado el coche. Y pánico: ¡¡va a tardar 2 minutos más de lo previsto en llegar al coche y ya son las 07:38h!!!
Llega al coche, entra como una flecha, arranca y se pone en marcha, dispuest@ a batir records de velocidad, en un día lluvioso y oscuro, con unos neumáticos deficientes.
“¡¡Sin gasolina!! ¡¡El ***** de mi hermano me lo ha dejado sin gasolina!!”
El pitido ininterrumpido (malditos fabricantes) le recuerda que además, no se ha abrochado el cinturón de seguridad.
Y ya son las 07:45h. Tiene 15 minutos para realizar un recorrido de 30´ (suponiendo que no se quede sin combustible antes).
Acelera a fondo, y los límites de velocidad pasan a ser meros consejos, no obligaciones.
De repente, al tomar una curva… ¿los accidentes ocurren o se fabrican?
Si has llegado hasta aquí no me queda más que agradecerte tu tiempo y pedirte que te cuides mucho en tu día a día y recuerdes que no debemos de fabricar nuestro accidente.